abril 19, 2024

5 cosas que debes saber sobre el dolor de espalda |  salud

5 cosas que debes saber sobre el dolor de espalda | salud

El dolor de espalda afecta a más del 80% de la población en algún momento de su vida – Imagen: Getty Images vía BBC

En muchos países desarrollados, el dolor de espalda se ha convertido en una especie de epidemia y es considerado uno de los problemas de salud más relevantes en la sociedad. La enfermedad afecta a más del 80% de la población en algún momento de su vida.

Para comprender mejor este tema, primero debemos definir las distinciones necesarias, ya que este tipo de molestias reciben distintos nombres según la parte de la espalda que duela.

Los términos se forman asociando el sufijo «algia» (que significa dolor) con cada región de la columna vertebral. Así, sufrimos de dolor de cuello, cuando el dolor golpea la región cervical (cuello); dolor de espalda, si el área del dolor es la espalda; y dolor de espalda baja en la espalda baja.

Es común encontrar estas palabras en muchos informes clínicos, pero en realidad no representan un diagnóstico: solo indicamos la presencia de dolor en un área específica.

1. ¿Cuándo debería preocuparse?

Aunque casi todo el mundo sufre dolor de espalda en algún momento de su vida, afortunadamente el problema no es grave en la mayoría de los casos. En su mayor parte, el dolor desaparece dentro de un mes desde el inicio.

Los fisioterapeutas y los médicos utilizan el término «banderas rojas» para referirse a los signos y síntomas que podrían indicar una enfermedad grave en la columna vertebral o en cualquier otra parte del cuerpo.

Algunos de los signos de alarma son cambios sensoriales y musculares (hormigueo en las extremidades, pérdida de fuerza, incontinencia…), pérdida de peso inexplicable, exposición a un golpe, dolor torácico o fiebre.

Por lo tanto, aunque el dolor de espalda es generalmente benigno, se debe consultar a un profesional de la salud ante cualquier sospecha. Mientras no haya banderas rojas, debemos mantener la calma, porque no hay signos de enfermedades graves.

2. ¿La forma en que experimenta el dolor afecta cómo se desarrolla?

Los factores psicosociales, llamados «banderas amarillas», son necesarios para que el dolor dure mucho tiempo. En otras palabras, se vuelve crónico.

Algunos ejemplos de banderas amarillas son: adoptar una actitud negativa (debemos tener en cuenta que el dolor no es necesariamente sinónimo de lesión grave o discapacidad); detener las actividades físicas por miedo a la incomodidad o la exacerbación del problema (la llamada fobia al movimiento); pensar que las terapias pasivas son mejores que el ejercicio; También acaban sufriendo problemas sociales, familiares o económicos.

Un médico examinando a una mujer – Foto: Getty Images vía BBC

3. En caso de dolor, ¿debo hacerme una radiografía?

Esta es una decisión que debe tomar el médico, ya que las radiografías no son inofensivas. A partir de los 50 años es normal que suframos procesos degenerativos en la columna o cambios en los discos intervertebrales, pero las personas sanas también lo padecen.

El diagnóstico de estas enfermedades a través de pruebas de imagen contribuye a la sobremedicación (cuando se prescriben medicamentos por más de lo necesario) y al aumento de los días de baja laboral.

La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor informa que el dolor es inespecífico (no se puede vincular a un problema específico) en el 85% de los casos. Por esta razón, las radiografías se utilizan a menudo cuando hay señales de alerta.

4. ¿Cuáles son los mejores ejercicios para aliviar el dolor según la ciencia?

Dadas todas las opciones disponibles, desde actividades específicas para la columna hasta entrenamientos para todo el cuerpo, es difícil resumirlo todo sin omitir información relevante. El fisioterapeuta prescribe ejercicios en función de las necesidades y patología de cada paciente.

En el caso del dolor lumbar de larga duración, la Red de Colaboración Cochrane internacional indica que los ejercicios terapéuticos son más efectivos que otras intervenciones o tratamientos. Pero ningún programa ha tenido resultados significativamente mejores que los demás.

Sin embargo, algunas publicaciones recientes se aventuran a sugerir ejercicios de Pilates y McKenzie (que se centran en los movimientos de extensión de la espalda) como excelentes para aliviar el dolor lumbar.

En nuestra investigación, también notamos que los ejercicios terapéuticos y el correcto asesoramiento del paciente mejoran el efecto del tratamiento.

Por ello, la naturopatía ofrece múltiples alternativas. Muchos ejercicios tienen como objetivo mejorar la movilidad de la columna y el alargamiento de los músculos (por ejemplo, extensores de la columna, isquiotibiales y psoas).

Otros buscan fortalecer y controlar adecuadamente la musculatura, especialmente en la sección media (los llamados músculos «core»), además de la educación postural como medida preventiva.

Pero cualquier actividad, incluso la más simple, es útil. La ciencia indica que caminar reduce el dolor y mejora la calidad de vida, además de prevenir el comportamiento de evitación del movimiento como resultado del dolor lumbar crónico. Además, esta es una de las formas más fáciles y económicas de mantenerse activo.

Lo importante es hacer una actividad que le guste al paciente: el peor ejercicio es el que nunca hace.

Una mujer haciendo actividad física – Imagen: Getty Images vía BBC

5. ¿Puedo hacer ejercicio después de sufrir dolor de espalda?

El sedentarismo, el mayor enemigo de nuestra salud en general, ayuda al dolor de espalda prolongado y genera discapacidad. Por tanto, la inactividad debe estar debidamente justificada y limitada al mínimo tiempo posible.

No se ha demostrado que el ejercicio (recreativo o competitivo) provoque la reaparición del dolor de espalda. Por el contrario, el deporte prefiere mantener los beneficios de la fisioterapia, siempre que estén regulados en cuanto a intensidad y duración.

En cualquier caso, debemos elegir la actividad adecuada y confiar en el consejo de un experto. Es el caso, por ejemplo, de la natación, cuya práctica debe ser supervisada si optamos por la técnica mariposa. En el ciclismo, debe ajustar su posición en el sillín para mantener una postura adecuada.

Si elegimos un deporte de equipo (fútbol, ​​baloncesto…) lo importante es tener en cuenta la comunicación entre los participantes y los movimientos bruscos e intensos. Y en el tenis, el saque es particularmente estresante por los movimientos que requiere desde atrás.

La actividad de carrera genera impactos y tensiones repetitivas en la región lumbar en la fase de golpe del talón, soportando una presión que oscila entre 2,7 y 5,7 veces el peso corporal. Correr extenuante puede ser un factor de riesgo para el dolor lumbar, pero correr moderadamente mejora cualquier dolor de espalda.

En definitiva, la mejor manera de tratar el dolor de espalda es tranquilizar al paciente, insistir en evitar la inactividad innecesaria, controlar el exceso de medicación y salir del sedentarismo.

* Lorenzo Antonio Justo Cosinho es fisioterapeuta, doctor en neurociencias y profesor de la Facultad de Fisioterapia de la Universidad de Vigo, España.

El artículo se publicó originalmente en el sitio de noticias académicas The Conversation y se vuelve a publicar bajo una licencia Creative Commons. está leyendo aquí La versión original (en español).