Las grasas y los aceites son a menudo objeto de constantes críticas y debates en el mundo de la nutrición. En general, las grasas animales se han eliminado gradualmente en los últimos años. Esto sucedió debido a las acusaciones de que es perjudicial para la salud y ayuda a aumentar los niveles de colesterol en el cuerpo. Por ello, los aceites vegetales ganan cada vez más espacio en las cocinas de todo el mundo.
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Primero, entienda que el exceso de grasa es realmente dañino y esto está más que probado. Sin embargo, las grasas animales no representan todo ese riesgo, ya que hay un límite en lo saludable que puede ser comerlas. Nadie duda, por ejemplo, de que la mantequilla es más saludable que la margarina.
Sin embargo, los aceites vegetales estaban muy extendidos. El problema es que los ingredientes más comunes, como el aceite de soja o el aceite de maíz, por ejemplo, permanecen en estado líquido a temperatura ambiente. Esto significa que algunos productos alimenticios no pueden hacer uso de estos elementos porque necesitan un cierto endurecimiento.
Grasas vegetales hidrogenadas
Para encontrar una solución a la cuestión planteada, surge el proceso de hidrogenación. De una forma muy sencilla, sería como añadir hidrógeno a los ácidos grasos de los aceites y así poder modificar la estructura. De esta forma, los aceites quedan más saturados (sólidos) a temperatura ambiente, sin aumentar demasiado el coste.
De esta forma se producen grasas hidrogenadas y chocolate hidrogenado, por ejemplo. El problema es que este proceso termina con la formación de ácidos grasos trans, o grasas trans. Este tipo de grasa se consideraba el principal enemigo de la salud. Su consumo conduce a la aparición de enfermedades cardiovasculares graves, como han demostrado numerosos estudios de las últimas décadas.
El contenido medio de grasas trans es inferior al 2%.
Con restricciones basadas en advertencias sanitarias, la industria ha tenido que eliminar las grasas trans de los productos. Esto significa que, según datos gubernamentales de 2015, el contenido de grasas trans en los alimentos era inferior al 2 %.
Lea siempre la información nutricional para evitar comprar cualquier producto que contenga grasas trans. También trate de reducir su consumo de grasas saturadas.
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