Por lo tanto, los esteroides anabólicos se recomiendan para personas que no producen cantidades adecuadas de testosterona, entre otros fines específicos, incluido el tratamiento de afecciones como la anemia y la pérdida muscular resultante de ciertas enfermedades, infecciones y algunos tipos de cáncer.
Es decir, es necesario contar con la necesidad real, recomendación y supervisión de un profesional que sea capaz de determinar el mejor tipo, dosis y duración de uso.
Los beneficios no superaron los riesgos.
Para cumplir con los estándares estéticos y acelerar la consecución de un cuerpo y un rendimiento más atléticos, hay quienes utilizan esteroides en dosis muy altas, de 10 a 100 veces mayores que las utilizadas en tratamientos de reemplazo hormonal u otros tratamientos.
Por ello, desde abril de este año, la prescripción de esteroides para estos fines está prohibida por el CFM (Consejo Federal de Medicina). La justificación es la falta de evidencia científica suficiente sobre los beneficios y seguridad de estos tratamientos. Por el contrario, lo que hemos visto es un número cada vez mayor de personas que sufren complicaciones derivadas de su uso.
Lo cierto es que niveles por encima de los fisiológicos, tanto en hombres como en mujeres, pueden provocar una serie de problemas de salud –e incluso ser mortales.
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