Tener mucho autocontrol suele considerarse algo bueno. La habilidad es la clave del éxito en muchos aspectos de la vida, ya sea conseguir un ascenso en el trabajo, seguir una rutina de ejercicios o resistir la tentación de los dulces.
Sin embargo, como sugiere una teoría publicada por el Prof. Thomas Lynch En 2018, Es posible que un alto autocontrol no siempre sea algo bueno y, para algunos, puede estar relacionado con algunos problemas de salud mental.
🔎Según la teoría de Lynch, Cada uno de nosotros se inclina más hacia uno de dos tipos de personalidad: «bajo control» o «sobrecontrol».. El aspecto de cada persona depende de muchos factores, incluido su perfil genético, la aprobación o desaprobación de los demás a su alrededor, nuestras experiencias de vida y las estrategias de afrontamiento que utilizamos en la vida diaria.
Es importante recalcar que estar bajo control o demasiado control no es algo bueno ni malo. Aunque estos polos indican un perfil conductual, la mayoría de nosotros somos psicológicamente flexibles y podemos adaptarnos a diferentes situaciones que se presenten. Entonces, independientemente de si estamos demasiado controlados o insuficientemente, esta resiliencia nos ayuda a enfrentar los desafíos y reveses de la vida de una manera constructiva.
Tanto el exceso de control como el exceso de control pueden convertirse en un problema. Esto suele suceder cuando una combinación de factores biológicos, sociales y personales nos hace menos resilientes.
El autocontrol podría ser el camino hacia la vitalidad a los 81 años
La mayoría de nosotros probablemente estemos familiarizados con las manifestaciones de los llamados Subcontrol problemático: Las personas muy incontrolables pueden tener pocas inhibiciones y no pueden controlar sus emociones. Este comportamiento puede ser impredecible ya que muchas veces depende del estado de ánimo en el que se encuentre. Esto puede afectar negativamente sus relaciones, educación, trabajo, finanzas y salud.
Existen muchos tratamientos que pueden ayudar a estas personas. En general, ayuda al paciente a aprender a regular las emociones y aumentar el autocontrol. Por ejemplo, la terapia cognitivo-conductual tiene como objetivo enseñarle a controlar sus pensamientos, comportamiento y emociones. Del mismo modo, la terapia dialéctica conductual, diseñada para personas que experimentan emociones muy intensamente, se centra en la desregulación emocional.
El control excesivo es problemático
Desafortunadamente, a menudo no se habla mucho de las personas que están muy controladas. Esto sucede porque en muchas sociedades se valoran mucho rasgos demasiado similares, como la perseverancia, la capacidad de hacer planes y cumplirlos, la lucha por la perfección y la preservación de las emociones. Pero cuando demasiado control se convierte en un problema, puede resultar perjudicial en muchas áreas de la vida.
Las personas con mucho control pueden tener dificultades para adaptarse al cambio. Pueden estar menos abiertos a nuevas experiencias y críticas de los demás y tienden a ser muy tercos. Las personas con esta afección pueden experimentar amargos sentimientos de envidia hacia los demás y les resulta difícil relajarse y divertirse en situaciones sociales. También pueden utilizar menos gestos, rara vez sonríen o lloran y tratan de ocultar sus sentimientos a toda costa.
Combinadas, estas características pueden hacer que una persona sea más vulnerable al aislamiento social y la soledad. En última instancia, esto puede empeorar su salud mental.
Desafortunadamente, muchos tratamientos psicológicos disponibles no son útiles para tratar los problemas de exceso de control. Esto se debe a que las técnicas se centran en mejorar el autocontrol y la regulación emocional. Pero como las personas demasiado controladoras y sobrerreguladas en realidad hacen precisamente eso, necesitan una terapia que les ayude a aprender que a veces está bien relajarse y dejar que las cosas sucedan.
Paralelamente a su teoría, Lynch también desarrolló una terapia diseñada para tratar problemas de exceso de control, conocida como Terapia Radical Abierta de Conducta Dialéctica. Los primeros estudios han demostrado que esta técnica tiene un gran potencial para ayudar a personas demasiado controladas. Esto se logra enseñándoles a dejar de lado la necesidad de tener siempre el control, a ser más abiertos acerca de sus emociones, a comunicarse mejor con los demás y a ser más flexibles en medio de situaciones cambiantes.
Es importante enfatizar que este tratamiento es un tratamiento de diagnóstico, lo que significa que puede ser útil independientemente de la condición de salud mental que a una persona se le haya diagnosticado previamente. Las investigaciones muestran que también puede ser beneficioso para personas con una variedad de afecciones de salud mental, como depresión resistente al tratamiento, anorexia nerviosa y trastornos del espectro autista.
Pero para obtener la ayuda adecuada, primero se debe identificar correctamente a la persona como altamente controlada.
La evaluación actual del sobrecontrol es muy larga y compleja. Incluye algunos cuestionarios y evaluación que debe realizar un médico especialmente capacitado. Estos factores pueden limitar el acceso al apoyo y retrasar el tratamiento.
Estoy trabajando en el desarrollo de un método de evaluación simplificado que ayudará a identificar problemas de exceso de control de inmediato. Esto también facilitará que los investigadores continúen estudiando el supercontrol.
A menudo se admira el control excesivo y personas como ésta rara vez son abiertas sobre sus problemas y conflictos internos. Por eso los problemas de control excesivo pueden pasar desapercibidos durante mucho tiempo. Se espera que el trabajo continuo en esta área facilite que las personas obtengan la ayuda que necesitan.
Es importante destacar que el control excesivo y el control insuficiente son conceptos complejos y no pueden autodiagnosticarse. Si sospecha que puede estar bajo control o demasiado controlador, especialmente si esto está afectando su salud y bienestar, es importante que se comunique con su médico o terapeuta.
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