La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, anunció la asignación de 750 miembros de la Guardia Nacional de Nueva York y 250 empleados adicionales de la Policía Estatal y la Autoridad de Transporte Metropolitano (MTA) para patrullar el sistema de metro de la ciudad. Esta medida busca aumentar la seguridad y la sensación de comodidad de los pasajeros y visitantes de la ciudad, en medio de una ola de delitos en el metro. Esta medida se enmarca dentro de un plan de cinco puntos con un presupuesto de 20 millones de dólares.
plan de cinco puntos
Además de las patrullas, el plan incluye otros cuatro aspectos. Los 20 millones de dólares de financiación se utilizarán para contratar diez equipos de profesionales de la salud mental para ayudar a los usuarios del metro. Además, Hochul tiene la intención de promulgar una legislación que prohíba el uso del transporte a las personas condenadas por delitos violentos. El gobernador también quiere instalar cámaras en las cabinas de control de los maquinistas y coordinar con los fiscales el seguimiento de los infractores reincidentes.
Crímenes repetidos en el metro
Según el Departamento de Policía de Nueva York, al momento de la publicación de esta noticia, ya se han registrado 388 delitos graves en el sistema de transporte público este año, un aumento del 13% respecto al mismo periodo del año pasado.
Sin embargo, esta tasa es un 3% menor que la de 2019, en el período prepandemia, cuando más pasajeros utilizaban el transporte público. El número total de pasajeros asciende actualmente a aproximadamente 3 millones de pasajeros por día, equivalente al 60% del número previo a la pandemia, que era de 5 millones de pasajeros por día.
¿Seguridad o conciencia sobre el crimen?
Por un lado, el alcalde de Nueva York, Eric Adams, pide presencia policial en todo el metro para garantizar la seguridad de los pasajeros. Por otro lado, expertos en transporte como Danny Pearlstein, portavoz de Riders Alliance, un grupo de defensa del transporte público, sostienen que una mayor vigilancia podría intensificar la percepción de delincuencia entre los usuarios en lugar de fomentar una sensación de seguridad y calma.
La ciudad todavía está tratando de recuperarse después de la pandemia de COVID-19, y abordar los desafíos de seguridad pública es una prioridad para garantizar que los viajeros puedan volver a utilizar el transporte público con confianza.
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