Cuando una celebridad enfrenta un problema de salud, crece el interés del público en comprender mejor la situación. Ha llamado mucho la atención el reciente caso del cantante de country Maroon, parte del dúo con Bruno, que fue operado de la vista el mes pasado debido a la enfermedad hereditaria glaucoma.
El cantante, a pesar de utilizar regularmente colirios, se ha visto muy afectado por el glaucoma, una enfermedad que ya le ha provocado una pérdida parcial de su visión periférica. Con antecedentes familiares de la enfermedad, incluyendo diagnóstico de su madre y otros familiares, enfrenta una condición genética que requiere cuidados constantes. Recientemente se sometió a una cirugía de emergencia después de que los exámenes oculares revelaran una picadura avanzada del nervio óptico, un signo alarmante de glaucoma en etapa avanzada.
Para comprender mejor los aspectos médicos y preventivos de esta condición, el presidente de la Sociedad Oftalmológica de Santa Catarina, Ayrton Ramos, destaca la importancia del diagnóstico precoz. Destaca que a partir de los cuarenta años, todas las personas deben iniciar exámenes oculares periódicos para detectar de forma precoz cambios en la presión ocular, especialmente aquellos con antecedentes familiares.
El tratamiento incluye el uso de medicamentos, como gotas para los ojos, para controlar la presión ocular y, en etapas avanzadas, procedimientos quirúrgicos para preservar la visión. El especialista explicó que “las ventosas avanzadas son uno de los principales signos del glaucoma agudo, lo que justifica la necesidad de una cirugía”.
Glaucoma hereditario
El glaucoma hereditario es una afección ocular crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo y se caracteriza por un aumento de la presión intraocular y un posible daño al nervio óptico, que puede provocar la pérdida de la visión. Esta forma específica se transmite genéticamente, lo que aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad en personas con antecedentes familiares de la enfermedad.
Riesgo de recurrencia de la enfermedad.
A pesar de la intervención, el glaucoma no tiene cura, lo que obliga a Maron a seguir tratamientos de por vida para evitar su progresión. “Incluso después de la cirugía, el problema no se resuelve: las citas médicas periódicas son esenciales para mantener estable la condición”, advirtió el oftalmólogo. Y añadió: «Es necesario un seguimiento de por vida para controlar la presión intraocular».
Según el experto, el caso de Maron no sólo pone de relieve los desafíos individuales que enfrenta el glaucoma hereditario. «Es también un ejemplo de los cuidados necesarios y de las medidas preventivas recomendadas por la Sociedad Oftalmológica de Santa Catarina para enfrentar esta grave condición oftalmológica», destaca.
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