El médico dice que la dificultad para afrontar los cambios es parte de los síntomas del autismo. Cortar el vínculo con los profesionales a los que está acostumbrada y cambiar de entorno puede provocarle sufrimiento emocional.
María Flor, de 7 años, hija de la activista Andrea Medrado, de 36 años, está en tratamiento desde los diez meses. Cuando en agosto de 2022 se aprobó el padrón fiscal para planes de salud, comenzaron las dificultades para llegar a un acuerdo.
Esta era la primera vez que pasaba tanto tiempo sin tratamiento. Por esta razón, María Flor comenzó a tomar medicamentos para la ansiedad y para evitar crisis. Si no se hubiera interrumpido el tratamiento, no habría necesitado la medicación. Andrea Medrado
Según ella, la clínica recomendada por el plan de salud no contaba con profesionales calificados para atender a la niña con síndrome de Pitt-Hopkins, que causa problemas en el neurodesarrollo, provocando que la persona tenga problemas cognitivos, del habla, padezca autismo nivel 3 y no hable. .
“Cuando un niño autista inicia un tratamiento específico para el autismo, cualquier interrupción es perjudicial”, dice Joana Portoles, coordinadora del Programa de Trastornos del Espectro Autista del IPq-USP (Instituto Psiquiátrico de la Universidad de São Paulo).
Ella dice que existe un alto riesgo de que el niño pierda los logros que ha logrado, pueda estancarse, dejar de hacer lo que ha aprendido o no progresar. “Es como si ese cerebro hubiera dejado de ser estimulado”, afirma.
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