Una enfermedad crónica que requiere un tratamiento multidisciplinario, la obesidad sigue siendo un estigma severo. Esto hace que la gente se sienta cada vez más frustrada y reduce su frustración con la comida. En otras palabras, reír o burlarse de cualquier forma solo empeora la situación para quien padece la enfermedad.
La especialista María del Rosario Z Alonso advirtió el pasado viernes que «todo tipo de estigmas tienen numerosas consecuencias para la salud física y psicológica. Este estigma interfiere en la eficacia del tratamiento contra la obesidad, además de aumentar las comorbilidades y la mortalidad». en Dietética de la Universidad de Buenos Aires y Director y Coordinador Científico de Abran (Sociedad Brasileña de Nutrición), durante el XXV Congreso Brasileño de Dietética en Abran.
El especialista señaló que el problema muchas veces comienza en la niñez, es decir, a los niños no se les enseña a respetar las diferencias y terminan burlándose de un compañero que no encaja en el estereotipo «esperado». Es un acoso notorio.
«Esta situación también se repite con los adultos en diferentes situaciones», dice. «Todo este estigma contra el peso contribuye a una alimentación poco saludable y provoca trastornos mentales. En el campo de la salud pública, esto también tiene un impacto en la desigualdad social», destaca el coordinador científico.
Según el médico, el sesgo contra la obesidad está muy extendido incluso en el ámbito hospitalario, entre los propios profesionales de la salud, como médicos, enfermeras, nutricionistas y otros. “Los profesionales de la salud deben liderar el camino para eliminar el estigma del sobrepeso”, dice Alonso.
Pero para que eso suceda, el camino es largo. En primer lugar, todos los profesionales deben recibir una formación orientada a la salud, no solo al peso del paciente.
Esta conducta alimentaria no es un fenómeno aislado o independiente, sino el resultado de la interacción del estado fisiológico del organismo y las condiciones ambientales. «En otras palabras, tenemos factores intrínsecos a la izquierda a través del hipotálamo y factores extrínsecos a la derecha que se relacionan con aspectos culturales y sociales», dice.
Por tanto, la acogida y la motivación son muy importantes para estos pacientes. Necesitan comprender los riesgos que corren y, sobre todo, creer que pueden cambiar.
Pero vale la pena señalar que cada caso es diferente. Reeducar la comida para una persona no será lo mismo para otra. Además, los especialistas deben perseguir objetivos realistas, es decir, alcanzables por el paciente, asociados con ejercicios físicos.
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