Escapar bajo la manta
Cuando estudias o trabajas mucho, permitirte un momento libre de vez en cuando es algo positivo y puede interpretarse como un acto de autocuidado, ya que mejora la salud física y mental, incluida la calidad del sueño. Se trata de descansar, hacer lo que amas, divertirte y aumentar la interacción social.
Ahora bien, «pudrirse» en la cama es una mala señal. “Es un acto de autosabotaje que hace que pospongamos tareas, reuniones y decisiones, y dejemos actividades para el último momento, lo que lleva a… ansiedad“Estrés, culpa y pérdida de productividad”, explica Larissa Fonseca, terapeuta clínica y miembro de la SBP (Sociedad Brasileña de Psicología).
Según el psiquiatra, la “pudrición de la cama”, cuando se adopta como un hábito, puede conducir a un círculo vicioso de evitación que impide afrontar y resolver desafíos. Como resultado, sin saber cómo afrontar las responsabilidades, los problemas y las obligaciones, los sentimientos encontrados tienden a acumularse y volverse más atemorizantes.
Los móviles empeoran la falta de fuerza de voluntad
Detrás de la reticencia a levantarnos de la cama y afrontar la vida puede haber agotamiento emocional (exceso de trabajo, tendemos a posponer los compromisos), o incluso dificultad de organización y concentración, miedo al fracaso y baja autoestima. Signos de enfermedad mental y emocional que pueden verse exacerbados por el uso del teléfono celular.

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